3 razones por las que la lucha por el aborto legal, libre, seguro y gratuito es ahora

Por Joseffe Caceres y Alejandra Decap.

Cerrando las jornadas por el día de acción global por el aborto legal y seguro en América Latina y el Caribe, de reflexiones al calor de esta jornada vemos que el debate tiene total urgencia: estas son 3 razones por las cuales la lucha por el aborto en nuestros términos es ahora.

#1: Porque el aborto 3 causales es mínimo y la despenalización, insuficiente

El aborto en Chile es una realidad: si bien se vive en todos las clases sociales, afecta de forma muy cruda a las mujeres más pobres y trabajadoras, viéndose sometidas a condiciones insalubres, y exponiéndose a la persecusión policial y a la muerte en casos extremos.

El aborto en 3 causales, evidentemente expresa un avance ante la retrógada realidad chilena, sin embargo, fue impulsado por la Nueva Mayoría para sacar el movimiento de mujeres de las calles, como un desvío a la lucha del movimiento por el derecho al aborto, cubriendo solo el 15%[1] de los abortos en este territorio, dejando en una área gris al otro 85% que sigue abortando en la clandestinidad.

Actualmente, en Chile se desarrolla un debate que busca ser cooptado por el parlamento y la vía constitucional, desde un proyecto que impulsa el Frente Amplio junto al Partido Comunista, que permitiría la despenalización del aborto antes de las 14 semanas, un proyecto que avanza sin duda en la actual condición que nos enfrentamos las mujeres, pero que es completamente insuficiente para las más de 100 mil mujeres que en el país abortan año a año. Es un proyecto que en lugar de legislar propiamente tal sobre el tema, constituye una modificación del código penal, diferenciando los momentos de la movilización y dejando para un futuro incierto (¿el gobierno feminista de Beatriz Sánchez?) la conquista del aborto en nuestros términos. El problema es que tuvimos la fuerza desplegada, y este proyecto representó objetivamente un freno a lo que parecía indicar que sería una movilización ascendente[2].

El proyecto de despenalización, si bien es progresivo, es limitado. Primero porque no despenaliza totalmente el aborto en la causal de violación y segundo porque no modifica el código penal después de la semana catorce, para que ninguna mujer corra riesgo de cárcel por abortar. Un proyecto que nos permite a las mujeres abortar hasta la semana 14 sin ser perseguidas, pero que no empuja y obliga a que el Estado se haga cargo de este problema de salud pública. Por lo tanto, no garantiza atención de calidad en centros de salud pública y tampoco asegura la gratuidad del procedimiento.

Lo anterior profundiza la diferencia entre quienes pueden acceder a un aborto, pagando, y quienes no tienen los medios para costearlo. Por otro lado, al no responsabilizar al Estado de su realización, no termina con el miserable negocio que hacen los privados con el aborto.

Haber propuesto la ley de despenalización mostró algo: cuáles son las alas del Frente Amplio. Su sector que está a la izquierda, quienes han proclamado llevar las banderas del aborto libre, legal, seguro y gratuito, tienen de fondo una estrategia similar al sector hegemónico que hoy representa Revolución Democrática: más que confiar en la posibilidad el desarrollo de movilización en las calles, confían en la negociación y en los acuerdos y lobby parlamentario con sectores del progresismo de la Nueva Mayoría y la perspectiva del aborto legal queda relegada a un futuro indeterminado, cuando sean gobierno.

Esto deja en un segundo plano al movimiento de mujeres, que funciona sólo como un mecanismo de presión parlamentaria para esa estrategia que buscan desarrollar. Pero ningún progresismo en América Latina ha entregado el aborto, siempre se negaron e incluso le lavan la cara a la iglesia como hizo Cristina Kirchner en el largo debate que se desarrolló en Argentina el 8 de Agosto[3]. Los kirchneristas (Néstor y Cristina) se negaron a que siquiera se discutiera en el Congreso argentino en los 12 años que estuvieron en el poder; en Brasil, Dilma no trató un proyecto de aborto y Bachelet se limitó a las tres causales.

Un proyecto de aborto, a la medida de las mujeres que sufren la clandestinidad, no lo vamos a ganar confiando cómodamente en el parlamento. Necesitamos que el movimiento de mujeres se movilice más allá de los restringidos marcos del proyecto de despenalización. Es necesario que las diferentes organizaciones y organismos de los y las trabajadoras, los organismos estudiantiles, sus federaciones, el Confech, desde el Colegio de Profesores o el mismo Colegio Médico, pueda tomar en sus manos esta pelea, que nos permita movilizarnos en las calles, y conquistar con unidad el aborto legal, libre, seguro y gratuito en contra de este gobierno de la derecha, empresarios y la Iglesia.

Es necesario un aborto legal, libre, seguro y gratuito en los servicios de salud pública para que las mujeres más precarizadas podamos acceder efectivamente a este y no se nos imponga  la maternidad por diferencias económicas. Acompañado, también, de un plan efectivo que asegure anticonceptivos de calidad a las mujeres dentro del sistema público de salud y la educación sexual laica para poder decidir.

2# Porque es una cuestión democrática

Actualmente, organizaciones como Izquierda Autónoma, nos dicen que la demanda del aborto en nuestros términos es una demanda revolucionaria[4], pero esto en realidad constituye un discurso radical para una política conservadora, que pone al aborto como una conquista lejana, sólo alcanzable en otro momento, renunciando al propio programa presidencial[5] que propusieron.

¿Tienen un programa para la acción o uno para las elecciones? Lo cierto es que la demanda democrática por el derecho al aborto polariza las posiciones políticas.

De esta manera es que los partidos de derecha, que se auto-proclamaron feministas al inicio de las movilizaciones de este año, se encontraron obligados a retractarse al mostrarse a favor de los abortos clandestinos y, por consecuencia, en contra de los derechos de las mujeres. De supuestos feministas pasaron a ser los portavoces de la reaccionaria campaña de los pañuelos celestes, la misma campaña que en Argentina ordenó a niños a marchar obligados en varias provincias del país vecino[6].

Por más que busquemos justificar la complicidad con el progresismo, la confianza en el Parlamento y en las alianzas con la Nueva Mayoría que históricamente bloqueó el debate por el derecho al aborto legal, libre, seguro y gratuito y que se negó a impulsar cuestiones básicas como una reforma de financiamiento integral a las instituciones educativas públicas.

No podemos ser ilusas, pensando que esos sectores “progresistas” nos llevarán a la victoria, cuando lo que hicieron fue allanar el camino a la derecha a la presidencia. Tampoco podemos depositar nuestra confianza en la derecha empresarial que se ha expresado explícitamente a favor de los abortos clandestinos.

Los derechos conquistados en las últimas décadas no fueron una amable concesión de los gobiernos, sino arrancados producto de la lucha y organización de cientos de miles de mujeres en todo el mundo que los pusieron en jaque y obligados a ceder. Tal como la relación de fuerza que les dió cabida, las conquistas no son eternas ni inamovibles. Lo que nos han cedido por la fuerza de nuestra lucha, en un momento siguiente de crisis y ajuste lo quitarán, como lo hicieron con tantos otros derechos que hoy son considerados bienes de consumo, como la salud o la educación pública.

Podemos sacar 2 lecciones de la marea verde argentina: o basta con la despenalización social del aborto y hay que esperar a una mayoría progresista en el congreso incierta, mientras las mujeres y cuerpos gestantes seguimos siendo perseguidas y muriendo por los abortos clandestinos, o hay que redoblar las fuerzas de las calles (unidad de todos los sectores), sin confiar en los falsos amigos del pueblo. En esa misma experiencia, y en la unidad con otras luchas, nuestra demanda se hace justa y necesaria también para el conjunto de oprimides y explotades.

3# Porque tenemos la fuerza: ahora es cuándo

Las pibas argentinas mostraron un ejemplo de cómo dar la pelea por el aborto e instalar el tema como debate en el conjunto de la sociedad, cambiando subjetividades y empujando a cientos de miles de mujeres a la política: mujeres que luego enfrentaron el ajuste del FMI al otro lado de la cordillera y que hoy se encuentran peleando por la defensa de la educación pública, contra la política de recortes presupuestarios de Macri.

Lo que nos enseñó la pelea por el aborto, una demanda democrática que países capitalistas e imperialistas han concedido, es que abre perspectivas para cuestionar aspectos profundos de la sociedad.

La lucha del mayo feminista y las masivas movilizaciones por la ley de aborto en Argentina, puso una fuerza política poderosa en la calle que el 25Jul marcó un precedente: la fuerza para luchar por el aborto estaba ahí.

El movimiento de mujeres, al abrir debates sobre elementos de la desigualdad ante la vida -pese a lo que proclaman los gobiernos derechistas y nacionales-populares de todo el cono sur- es que puede actuar como dinamizador de la clase trabajadora, les migrantes, mapuches, etc; si ponemos en el centro la necesidad de unificar esas luchas.

Por ejemplo, en el caso de la movilización del 24/10 por No+AFP ¿No deberíamos inundar de verde las calles, tomando en consideraciòn que son mujeres quienes reciben las peores pensiones y mueren de hambre o en la precariedad más violenta por culpa de un sistema estructuralmente injusto?

Esa necesaria unidad, nos puede permitir superar los límites que se vieron en la marea verde argentina, donde el sector de Cristina Kirchner actuó de manera hipócrita llamando a no movilizar afuera del congreso -cuando lo que se necesitaban eran millones en las calles- y poniendo límites sobre quiénes son los responsables de negar este derecho a las mujeres y todo cuerpo gestante: la Iglesia, los empresarios y los mismos gobiernos, con declaraciones polémicas de la expresidenta argentina “No culpen a la Iglesia ni a los curas” debido a su directa relación con el Papa Francisco.

Así, los kirchneristas sólo aportaron a lavarle la cara al gobierno de Macri, igual de  empresarial que Piñera, sin poner buses para los pañuelazos y dejando en compás de espera lo que cientos de miles de mujeres pusieron como grito de guerra: anticonceptivos para no abortar, educación sexual para decidir, aborto legal para no morir. Es una gran deuda que tiene el Estado con las mujeres, y no solamente en los gobiernos de derecha alrededor del mundo: Ni el chavismo ni Syriza lo han puesto como un eje central de su política, y por el contrario, han rehuido el debate de la misma forma que el resto del progresismo.

Hoy, el principal desafío que tiene el Movimiento de Mujeres es concebirse a sí mismo como un ente articulador de todas las luchas del pueblo oprimido y explotado, que busque las alianzas para vencer a nuestros enemigos comunes: la Iglesia, El Estado, la derecha y los empresarios, desfragmentando la lucha social y aprovechando la potencialidad de la fuerza que hemos desplegado en las calles, para actuar de manera unificada contra Piñera, ligando las luchas, independientes políticamente de quienes nos han negado todos nuestros derechos.

El ejemplo de la pelea contra los despidos en el ferrocarril de Antofagasta, donde trabajadores y sus familias tomaron los pañuelos verdes como parte de su lucha también[7], junto a sus chaquetas naranjas del ferrocarril, abren un camino en esa perspectiva.

Hoy las mujeres en las C8M nos encontramos preparando la huelga del 8 de marzo del 2019, donde queremos hacer temblar la tierra, como lo hicieron en España este año con multitudinarias protestas, romerías por el aborto y contra la violencia machista, en unidad con trabajadores y estudiantes. La huelga no puede ser entendida como un hecho aislado, un hito más de movilización. No debe sacarnos de las calles a esperar la “gran fecha”, sino que debe estar dentro de un plan de acciones para conquistar el derecho al aborto: es fundamental poner toda nuestra fuerza en garantizar que dicha jornada sea una huelga con paro efectivo de la producción, levantando organización y protesta en los lugares de trabajo, estudio y los barrios, exigiendo a las centrales sindicales, federaciones estudiantiles y organizaciones sociales y políticas que lleven adelante un plan de movilización que tenga su punto álgido en la huelga, considerando que estamos aún a meses de que se materialice y tenemos un verano de por medio que objetivamente saca la política del centro.

Y eso es lo que queremos desde Pan y Rosas Teresa Flores: llevar la lucha hasta el final. El 24 de octubre hay jornada de movilización contra las pensiones de hambre y las AFP. La demanda del aborto tiene que hacerse presente ahí. La marea verde tiene que inundar todas esas luchas también, como intentamos hacer en Antofagasta: solo así el 8M será una efectiva y masiva huelga o paro. Tienen que sumarse y tenemos, como Movimiento de Mujeres, exigirles a todos los sectores que se sumen: a la Confech, Cut, Cdp.

No nos puede limitar la legalidad ni las fronteras que nos intenta imponer este gobierno por y para los empresarios. Romper la gobernabilidad de Piñera, no lo lograremos con una oposición moderada. Y esa la primera garantía para que avance la lucha por el aborto y el movimiento de mujeres. A esto nos jugamos con todo desde Pan y Rosas.

Es necesario que las mujeres junto a los estudiantes y los trabajadores nos tomemos las calles, tal como sucedió en Argentina, donde estuvieron a pocos pasos de doblarle la mano al gobierno de Macri, pero donde el Senado mostró lo más arcaico de la política conservadora.

El Frente Amplio tiene muchas herramientas: tienen tribunas parlamentarias, plata, aparición mediática: es fundamental que ponga todos esos recursos a disposición de que esta lucha avance, que el Movimiento de Mujeres salga de la pasividad impuesta, y que la Fech, que dirige Izquierda Autónoma, vote una gran campaña por el aborto en este congreso de federación en conjunto con una amplia discusión en la base para debatir el proyecto de ley que necesitamos: si enfrentamos poderosos enemigos, necesitamos poderosas alianzas.

NOTAS

[1] Fundación Miles, citado en: https://www.eldinamo.cl/nacional/2018/06/20/aborto-libre-en-chile-despenalizacion-solo-cubre-el-15-de-los-casos-y-no-hay-mujeres-presas-por-este-delito/

[2] Sobre la lucha por el aborto que necesitamos, revisar: https://www.laizquierdadiario.cl/Aborto-Ocho-claves-del-proyecto-que-necesitamos?id_rubrique=1201

[3] Citado en: https://www.laizquierdadiario.com/Derecho-al-aborto-hablo-Cristina-Kirchner-y-pidio-no-enojarse-con-la-Iglesia

[4]https://antigonafeminista.wordpress.com/la-demanda-por-el-aborto-desde-el-feminismo-socialista/ citado en http://ideasdeizquierda.laizquierdadiario.cl/2018/politica/el-derecho-al-aborto-y-el-feminismo-socialista/#_ftn4

[5]https://www.frente-amplio.cl/sites/default/files/documentos/programa-beatriz_sanchez.pdf

[6] https://www.lmneuquen.com/video-polemico-alumnos-un-colegio-marcharon-panuelos-celestes-contra-el-aborto-n598344

[7] http://www.laizquierdadiario.cl/Chaquetas-naranjas-y-panoletas-verdes-resistimos-los-despidos-del-grupo-Luksic


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