El derecho al aborto legal, libre seguro y gratuito se ganará en las calles

Rafaella Ruilova

El derecho al aborto legal, libre, seguro y gratuito es una demanda democrática mínima que es parte de los derechos sexuales y reproductivos, por tanto, es un problema de salud pública que cualquier Estado debería garantizar.

Este derecho se consagró por primera vez en la historia en 1920 en la URSS1, y ha sido conquistado hace décadas, desde los 70´en adelante, en la mayoría de los países capitalistas avanzados. Pero para esa época, en los países semicoloniales -o con rasgos- del Cono Sur se desarrollaba paralelamente el restablecimiento de la hegemonía de EEUU en base a las derrotas o cercenamiento de procesos revolucionarios, propinados vía golpes de Estado en una alianza criminal entre el imperialismo y las burguesías nacionales encabezadas por su ala más conservadoras y retrogradas, que despojaron de cualquier derecho a amplias capas de la población para instalar el nuevo patrón de acumulación neoliberal.

El caso de los derechos sexuales y reproductivos no fue la excepción, por ejemplo, Chile contaba con el derecho al aborto terapéutico desde 1931, legalidad que fue superada en los hechos por la autoorganización y decisión de las y los trabajadores del Hospital Barros Luco quienes comenzaron a practicar abortos sin restricciones en el marco de la radicalidad política y social de los 70. Fue la constitución pinochetista de 1980 la que instauró que «la ley protege la vida del que está por nacer», para finalmente proscribir meses antes de que se hiciera efectiva la transición pactada, en 1989, la normativa que contemplaba en el Código Sanitario el aborto terapéutico.

Los fundamentos de este cambio eran profundamente ideológicos, pasó de ser un tema de salud pública a una imposición moral, la que se sintetiza en la conocida frase de uno de los ideólogos de la dictadura cívico-militar, así como de su Constitución y fundador de la UDI, Jaime Guzmán: “(La mujer) está obligada siempre a tener el hijo, en toda circunstancia, como parte de la cruz que Dios pueda colocar al ser humano. La madre debe tener al hijo aunque este salga anormal, aunque no lo haya deseado, aunque sea producto de una violación o, aunque de tenerlo, derive su muerte. Una persona no puede practicar jamás legítimamente un aborto»2.

Desde esta perspectiva histórica, la lucha por el derecho al aborto legal, además toma rasgos importantes por la fuerza que necesita desatar en contra del régimen, sus fuerzas de conservación y el oscurantismo clerical. Y aunque en sí misma la pelea por el derecho al aborto legal no signifique un cuestionamiento a la economía capitalista y a las burguesías locales, abre un abanico de elementos más estructurales como la relación de la Iglesia y el Estado y el negocio de nuestros derechos en la estructura económico-social chilena, en este caso de la salud.

En Chile, sin enfrentar la alianza de los políticos reaccionarios -gente como el ministro de Salud, Emilio Santelices, inversionista de Sonda, empresa que le presta servicios a Fonasa-, o los intereses de las clínicas privadas -que en coordinación con el ministro quisieron aumentar las trabas al aborto en 3 causales-, es imposible conquistar el derecho al aborto legal, libre, seguro y gratuito.

Por eso, además de la necesidad de cambiar la vida de miles de mujeres, sobre todo trabajadoras y pobres, la lucha por este derecho podría revitalizar la lucha contra el régimen económico heredado de la dictadura y actuar como un factor que dinamice la lucha de clases. Porque para desatar este combate hay que poner en movimiento a centenas de miles, quienes se pueden transformar en un farol, como lo fue el movimiento estudiantil, que ponga en movimiento a miles de trabajadoras y trabajadores, pero esta vez con la fuerza renovada de las mujeres trabajadoras. Los sectores del progresismo chileno vieron esta amenaza por la fuerza que expresó la masiva movilización del 25 de julio, y trataron de reubicarse en el debate por medio del senador del PPD, Guido Guirardi, presentando un proyecto de aborto libre que, si bien limita el paso de la objeción de consciencia institucional, no garantiza gratuitamente su realización3; no es más que un intento de desvío parlamentario de la gran fuerza que se viene gestando para quitarle sus rasgos más convulsivos.

Por su parte, la derecha retrograda, con Kast, la UDI y RN ya salieron con su campaña antimujeres empuñando la pañoleta celeste el mismo día que votaban en contra de la igualdad salarial, mostrando sus dientes y alertando por medio del ministro del Interior, Andrés Chadwick, que Piñera “ejercerá todas las atribuciones para impedir que eso (el aborto libre) sea ley”. La Iglesia no se ha quedado atrás, y por medio del Obispo de Villarica, Francisco Stegmeier, quien es conocido por su formación Opus Dei y por ser el “cura anti mapuche”4 manifestó que “quienes estamos por la vida, no sólo hemos de seguir rezando al Señor y seguir luchando para que se derogue la actual ley de aborto, sino que, (…) tenemos que intensificar nuestra oposición a las iniciativas legales que atenten contra la dignidad de la persona humana”, pero nada han dicho por la libertad condicional concedida a torturadores y violadores de los derechos humanos, ni por los despidos que dejan a familias en las calles; es que no están por la vida ni la dignidad humana sino contra las mujeres, esa misma institución que estuvo a favor de la esclavitud, en contra del divorcio, del matrimonio igualitario, de la identidad de género, y que está manchada por los casos de abuso sexual a menores.

Esta lucha es por nosotras, enfrentaremos su imposición moral y su salud de mercado

Desde el feminismo socialista de la clase trabajadora partimos de la base de que debe ser legal, libre, seguro y gratuito, es decir, sin restricciones, un derecho y problema de salud pública garantizado de manera segura y gratuita por el Estado. Aquí, cabe destacar que el sistema de salud chileno es mixto, donde convive la salud pública (Fonasa) con la privada (Isapres), y donde esta última saca suculentas ganancias por subsidios del Estado, llevándose alrededor del 57% del presupuesto de salud vía prestación de servicio; demostración clara de que en chile el Estado privilegia el financiamiento a la salud privada que atiende sólo al 18,7% de la población , mientras destina el 43% del gasto público restante para atender al 74,4% de la población5. Por tanto, si la lucha no apunta a la necesidad de la gratuidad, seguirá siendo un privilegio para quienes puedan costear un aborto, manteniendo el carácter de clase en la maternidad obligatoria y el acceso a la salud.

Es por eso que incluso la mismísima expresidenta, Michel Bachelet, cabecilla del conglomerado que a fines del 2014 desarrolló la renuncia de la ministra de Salud de su gobierno, Helia Molina, por haber debelado una realidad, el tabú de que “en todas las clínicas cuicas, muchas familias conservadoras han hecho abortar a sus hijas”6; se puede declarar a favor del aborto libre, como lo hizo hace poco refiriéndose al aborto bajo tres causales diciendo que ella tiene una opinión “mucho más abierta, pero eso fue lo que políticamente fue posible en Chile”, asegurando que «las mujeres tenemos derecho a tomar decisiones sobre todas las cosas de nuestra vida (…)y si en algún caso por alguna circunstancia que la ley lo permita si queremos interrumpir nuestro embarazo», incluso que “El Estado tiene que proveer de alternativas a las mujeres”7. Así, los concertacionistas, que gobernaron y negaron durante años este derecho básico, ahora se presentan a favor del aborto libre. Pero nada, y absolutamente nada de garantizar gratuitamente este derecho, no quieren por nada tocar las suculentas ganancias asociados a temas de salud, ni enfrentarse a la moral conservadora de la iglesia.

Hay sectores del feminismo en Chile que se niegan a pelear por el aborto legal bajo el pretexto de que el Estado es patriarcal, por lo cual, para ellas, no habría un aborto seguro realizado por médicos “machistas”. Desde esa óptica, la batalla solo debería ser por el aborto libre, es decir la despenalización completa, pero que el Estado no lo garantice. Y si bien concordamos que el Estado capitalista es patriarcal, no luchar por el derecho al aborto legal, libre, seguro y gratuito, es negarse a que las mujeres más pobres tengan este derecho garantizado, y propiciar vía negación a que sigan siendo relegadas ya no a la clandestinidad formal (legal), pero sí en los hechos (social y del aborto mismo).

Los enemigos comunes que enfrentamos se preparan, empiezan a mostrar sus dientes y con eso envalentona a sectores neonazis como los que propinaron el ataque a las tres compañeras apuñaladas al finalizar la marcha del 25 de julio. Nosotras también nos preparamos, y lo que más necesitamos es unidad en la acción, en las calles, en levantar en cada asamblea, en cada lugar de trabajo y estudio la campaña por el aborto legal, libre, seguro y gratuito, que sean los propios organismos y el movimiento de mujeres que decida qué ley de aborto necesitamos, y cómo redoblaremos nuestras fuerzas para conseguirlo. Desde Pan y Rosas, hacemos un llamado a todas las feministas, organizaciones de izquierda y organismos a dar todas y todos juntos la batalla por el derecho al aborto legal, libre, seguro y gratuito, a enfrentar al Estado, a los partidos empresariales y a las Iglesias que se negarán a nuestros derechos mostrando su cara más aberrante.

Para dar algunas cifras, el Minsal informó que se realizan 33.000 abortos por año, lo que da un promedio de 90 abortos diarios. Mientras el Instituto Chileno de Medicina Reproductiva, en 2013 estimó que los abortos anuales eran entre 60.000 y 70.000. En 2008 la investigadora y economista franco-chilena, Maite Albagly, en un estudio sobre “El aborto en Chile”, afirmó que el número asciende a 160.000 por año8. Esta lucha es porque todas esas mujeres tengan el derecho garantizado de abortar, y de acceder a una educación sexual integral sin la moral de la iglesia, y a anticonceptivos. Ya es un hecho sabido que hoy en día el aborto tiene carácter de clase, queremos que deje de ser un privilegio y pase a ser un derecho.

Esto será imposible si no tocamos las ganancias capitalistas, hoy los holdings dueños de las Isapres son también los dueños de las clínicas y centros médicos, algunos de ellos como Banmédica, que controla el 26% del mercado perteneció hasta inicios de este año al grupo Penta y Fernández León, hoy pertenece al grupo UnitedHealth, quien pasó a ser dueño del 100% de Banmédica y con eso de la Clínica Santa María, Clínica Dávila e Isapre Vida Tres, Help, Clínica Vespucio, Clínica Bío-Bío, Clínica Ciudad del Mar, Vidaintegra y Home Medical Clinic. O la Cámara Chilena de la Construcción, quienes controlan la Isapre ConSalud, participan en la AFP Habitat y son dueños de MegaSalud además una gran red de clínicas, quienes recibieron en 2014 más de 15 mil millones de pesos del Estado por copago de bonos Fonasa. Por su parte, la Universidad Católica recibió un total de casi 20 mil millones de pesos, quedando ambos entre los 5 prestadores privados que recibieron más dinero por parte del Estado. También está Cruz Blanca, controlada por el grupo Said, que son parte de las compañías Embotelladora Andina, BBVA, Parque Arauco y el grupo BUPA-Sanitas.9

La unidad de las luchas: retomemos las fuerzas propias y la agenda en las calles

La ex Nueva Mayoría (NM) buscó sacar el eje de la calle, de la movilización y la confrontación, buscó maquillar cada demanda para, en una maniobra gatopardista mantener lo elemental: el negocio de la educación, la salud, y las AFP, en definitiva, mantener el patrón de acumulación neoliberal del empresariado chileno y extranjero a costa de nuestros derechos. Y con el aborto no fue distinto.

No se puede negar que la burguesía “progresista” chilena con el beneplácito del Partido Comunista (PC) y la benevolencia del Frente Amplio (FA) logró sacar la agenda de las calles, pero no logró cerrar los cuestionamientos al régimen ni cumplir las expectativas de amplias masas, allanando así el camino a la derecha aggiornada (con la falsa máscara) de los “acuerdos nacionales” y espíritu más social, quien no puede aplicar su agenda propia y clásica inmediatamente que implicaría posibles respuestas de masa que golpearían a su inestable poder. Pero se preparan para eso.10

No podemos decir que nada cambió. Y aunque las hoy alicaídas fuerzas que estaban antes de combate en la calle ya no soy protagónicas, no han muerto ni han sido derrotadas. Y el dinamismo del escenario internacional tanto en el plano político como económico serán un factor clave a la hora de mirar y pensar el escenario nacional. Así se ha mostrado, con la baja de la aprobación de Piñera quién no ha logrado cumplir las expectativas económicas, con un aumento del desempleo, con despidos y cierre de fábricas, el empresariado busca golpear probando la correlación de fuerzas, presentó el proyecto de Estatuto Laboral Juvenil, que busca precarizar las condiciones laborales de la juventud trabajadora, pero el gobierno le quitó la urgencia al proyecto al ver el desarrollo de los conflictos mineros, y su preocupación por la huelga de escondida. Esto y la avanzada del movimiento de mujeres puede propinar un fin más profundo a la luna de miel del gobierno, poniendo al centro nuevamente la lucha de clases.

Si la marea verde se desarrolla de manera orgánica, con el centro en la lucha sin permitir el desvió parlamentario y se une a la lucha de las y los trabajadores la situación cambia a nuestro favor, eso buscamos desarrollar desde Pan y Rosas y el PTR.

En las asambleas discutimos qué ley necesitamos y en las calles la peleamos

El movimiento a nivel internacional más dinámico y que ha ido en franco ascenso ha sido el movimiento de mujeres, estallando con la movilización de miles de millones que hastiadas de los vejámenes más horrorosos del machismo nos levantamos contra el femicidio. Un movimiento que partió completamente defensivo bajo el grito de #NiUnaMenos, en poco tiempo pasó a tomar un cariz más ofensivo, como en Argentina, exigiendo por medio de amplias y fuertes movilizaciones nuestros derechos sexuales y reproductivos, como el derecho al aborto legal, libre, seguro y gratuito, acompañado de educación sexual integral y anticonceptivos.

Argentina, y la marea verde con la conquista de la media sanción del aborto legal y la lucha librada contra el oscurantismo de la Iglesia que tiene al mismísimo Papa Francisco moviendo los hilos contra las mujeres de la mano de Macri y el macrismo, así como sectores de la oposición y el peronismo; puede transformarse en un tsunami que traspase la cordillera y que inunde el Cono Sur.

Como ha demostrado la lucha en Argentina, no será el lobby parlamentario, ni la buena voluntad de sectores de la oposición los que permitirán conquistar esta demanda, sino la fuerza material desplegada en las calles, será la imposición de sectores de masas contra la derecha y la(s) Iglesia(s) anti mujeres que desplegarán también toda su fuerza. Donde se hace profundamente necesario que los sindicatos, las centrales, los centros de estudiantes y de alumnos, el FA y el PC pongan sus fuerzas a disposición de esta batalla en las calles. Este 8 de agosto que mostramos nuestro apoyo internacional y nuestras fuerzas en Chile hubiese tenido una fuerza mucho mayor si estas corrientes hubiesen buscado convocar y discutir en cada asamblea de los organismos que dirigen.

El FA que en su programa denominado el “Programa de Muchos” dice ir por “el derecho a un aborto legal que asegure a las mujeres una decisión soberana y una maternidad elegida”, si no lo hacen fortaleciendo la movilización en las calles, en hacer que sea un movimiento orgánico, que las asambleas discutan qué ley de aborto necesitamos; su voluntad no sólo quedará en el papel y las estrechas paredes del parlamento, sino que serán parte activa del desvío parlamentario que el progresismo busca instalar.

Las palabras y lo escrito en el papel muestran su verdadera cara en el terreno de la realidad, cuando la vida misma se pone en movimiento y los hechos se ponen en evidencia en el actuar práctico. Así, todos los partidos del régimen que se lavaban la cara con los derechos de las mujeres, desde la profunda hipocresía de la derecha hasta la otrora concertación, no podrán hacerlo cuando se trate de la lucha por un derecho que pone en cuestión sus intereses. Y aquí, no hablamos solo de elementos valóricos, que son fuertes e importantes, sino también de materiales: el derecho a la salud pública y el sostenimiento del Estado a la Iglesia. Pero para que eso pase, el centro tiene que estar en el movimiento, no en el parlamento, nuestro terreno son nuestras asambleas, lugares de estudio y de trabajo, la organización y unidad para luchar en conjunto contra nuestros detractores que pasan sus precarizaciones y desvíos por el parlamento. Para ganarlo ahí, la fuerza en asambleas, la unidad en las calles tiene que primar.

Una mirada estratégica: el desarrollo de una nueva vanguardia, la mujer trabajadora

La lucha de las y los revolucionarios socialistas va por el camino de trazar un programa transicional, que por medio de la experiencia en la lucha por reivindicaciones inmediatas, y la batalla contra nuestros detractores, franjas de mujeres (y también varones) estudiantes y trabajadoras vean los límites y la hipocresía de la democracia burguesa, y despierten a la vida revolucionaria, es decir a una consciencia anticapitalista socialista, tomando en sus manos la construcción de la herramienta que luche por la independencia política de las y los trabajadores, con el fin de la poner término a la esclavitud asalariada, al dominio del capital y de su reino de la necesidad basado en la opresión y la explotación, para abrir puertas anchas a la verdadera emancipación y libertad de la humanidad, el comunismo.

El ascenso del movimiento de mujeres, su pase a la ofensiva con una demanda que golpea a lo más conservador del régimen chileno, puede desatar una fuerza enorme que abra paso al cuestionamiento de la relación de la Iglesia y el Estado, así como al sistema de salud, y por tanto, a la necesidad de la renacionalización de los recursos naturales sin indemnización y bajo gestión de las y los trabajadores para garantizar nuestros derechos sociales, puede ser una ola, que aliente y ponga en escena al sujeto indispensable para hacer tambalear al régimen, la clase trabajadora. La que ya vienen siendo golpeada con despidos y flexibilidad laboral en la búsqueda del empresariado por cambiar la relación capital trabajo que le de mayor espacio de acumulación en el marco de una economía internacional inestable.

La implementación por parte de los Estados capitalistas de la política de género, junto con la de otros movimientos sociales como el racial, el medio ambiental y el LGTB, fue una línea consciente de la burguesía en los 80 en su búsqueda de oenegizarlos para dividirlo del movimiento de masas e impedir su ligación con la política de clase. Pero su contradicción empieza a desatarse de forma más evidente ahora, el movimiento de mujeres al contemplar a género mayoritario del mundo, que entró fuertemente al mundo laboral sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial, dinámica que ha ido al alza en el neoliberalismo; es una parte fundamental de la clase trabajadora, y su sector más precarizado. La realidad chilena es un fiel reflejo, según la Encuesta Suplementaria de Ingresos del INE, el 60% de las mujeres que tienen un trabajo remunerado ganan menos de $350.000 líquidos y sólo un 15% gana más de $650.000 líquidos; el caso de las pensiones, las mujeres que cotizaron entre 30 y 35 años, la mitad de ellas pudo autofinanciar (considerando sus ahorros en su cuenta individual y la rentabilidad que les brinda las AFP) una pensión menor a $225.00011.

La clase trabajadora está profundamente feminizada y precarizada, ahí se encuentra una de las fuerzas más revulsivas del movimiento de mujeres en su ascenso, que, de ser tomado por las mujeres trabajadoras en sus lugares de trabajo, puede forjar una nueva vanguardia obrera con rosto de mujer, que renueve las fuerzas de una clase tan golpeada en su organización y luchas.

El movimiento de mujeres, para las y los revolucionarios en si mismo no da esos frutos, es una fuerza y energía de un movimiento en acenso, que en su interior pujan distintos intereses. Pero la realidad es que los sectores más golpeados con los vejámenes de la explotación y opresión capitalista son las mujeres trabajadoras, quienes, si empiezan a ser las protagonistas en esta lucha, junto con sus aliadas las estudiantes e intelectuales que breguen por sus derechos; lo serán también en un posible nuevo despertar de la clase trabajadora chilena que tiene rostro y precariedad de mujeres. Por esa perspectiva nos jugamos las y los revolucionarios y ahí el debate de tendencias se hace indispensable, porque no hay independencia política sin independencia teórica de las y los trabajadores. Y ya el progresismo busca ponerle freno a la movilización por vía de la parlamentarización, y con ello evitar que se desate la hipótesis planteada. Quienes se autodenominan socialistas y no tienen la perspectiva de la destrucción de la sociedad de clase capitalista, no son más que charlatanes que enlodan la conciencia de las y los trabajadores.

«La posición de la mujer es el indicativo más claro y elocuente para evaluar un régimen social y la política del Estado. La Revolución de Octubre inscribió en su bandera la emancipación de la mujer y creó la legislación más progresiva de la historia sobre el casamiento y la familia. Esto no quiere decir, claro, que sólo eso bastase para que la mujer soviética tuviera, inmediatamente, una ‘vida feliz’. La verdadera emancipación de la mujer es inconcebible sin un aumento general de la economía y de la cultura, sin la destrucción de la unidad económica familiar pequeño-burguesa, sin la introducción de la elaboración socializada de los alimentos y sin la educación”

León Trotsky

1 Derecho que retrocedió con la stalinización: “la burocracia restauró la penalización criminal del aborto, haciendo a la mujer retroceder oficialmente a la posición de animal de carga. En completa contradicción con el ABC del comunismo, la casta dominante restableció de este modo el núcleo más reaccionario y obscurantista del régimen clasista, es decir, la familia pequeño-burguesa” Trotsky, León. En “La revolución traicionada”

2 Extracto sacado de las actas oficiales de la Comisión Constituyente del 14 de noviembre de 1974. Para profundizar ver “Así la dictadura derogó el aborto terapéutico” en: https://www.cooperativa.cl/noticias/pais/politica/cuenta-publica/asi-la-dictadura-derogo-el-aborto-terapeutico/2014-05-22/175452.html

3 Ver en: http://www.laizquierdadiario.cl/Que-proyecto-de-ley-de-aborto-propone-Girardi

4 Ver en: http://www.eldesconcierto.cl/2016/05/04/obispo-stegmeier-el-cura-anti-mapuche-apuntado-como-responsable-de-la-quema-de-iglesias/

5 Datos obtenidos por Fonasa a través de ley de transparencia

6 Ver en: http://www.emol.com/noticias/nacional/2014/12/30/696908/presidenta-bachelet-acepto-la-renuncia-de-ministra-helia-molina.html

9 Cifras sacadas en: http://www.eldesconcierto.cl/2017/08/29/el-negocio-de-las-isapres-en-chile/

10 Ver artículo de situación nacional.


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