¿Dónde estuvieron los parlamentarios de izquierda tras el asesinato de Camilo?

Por: Pablo Torres y Ángela Suárez

 

Movilizaciones espontáneas. Universidades paralizadas. Cacerolazos contra la represión. Sumado a la histórica resistencia en las comunidades. En la principal crisis política que tuvo el Gobierno tras el impune asesinato de Camilo, la “oposición” le tendió una mano para cerrar el conflicto. ¿Y el PC y Frente Amplio acaso pusieron su fuerza en las calles? Nada. Solo la impotencia de maniobras parlamentarias, en unidad con el viejo concertacionismo, que profundizó la militarización, saqueo y asesinatos.

El sacrificio de los fusibles: Pirro penando a Piñera

El asesinato de Camilo Catrillanca abrió la principal crisis política –hasta ahora- del gobierno de Piñera. Antes que el repudiado Comando Jungla le quitara la vida al weichafe, un choque de (sobre) expectativas erosionó la frágil base social que poseía Piñera ante la frustración de “tiempos mejores” que no llegan.

Esta situación se profundizó tras la muerte de Camilo y el amplio repudio social que generó. Diversas movilizaciones, concentraciones y protestas se realizaron en el país, especialmente en el sur, como en la Universidad Católica de Temuco, Universidad de La Frontera, Universidad Austral de Chile y Universidad de Concepción, que paralizaron y exigieron el paro nacional a la Confech, que sin embargo no se llevó a cabo.

El gobierno, cada vez más a la defensiva, tuvo que girar del respaldo a Carabineros a dar de baja a algunos policías, mientras se iban desacreditando todas sus versiones, hasta la destrucción de las grabaciones del asesinato. Como eso no bastaba, tuvo que sacrificar al ex intendente de la Araucanía y miembro del grupo patronal anti-mapuche de la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA), el RN Luis Mayol. Fue una jugada para descomprimir, acordada entre La Moneda y la DC, que activó una maniobra para ayudar al gobierno a cerrar la crisis. Mientras el PC llama a una reaccionaria “unidad de la oposición”, la DC se sigue aliando a la derecha.

Aunque la renuncia de Mayol logró dar oxígeno, el gobierno queda golpeado y debilitado, y si ha logrado cerrar la crisis ha sido a costa de un zarpazo a su popularidad y erosión de las precarias bases sociales que consiguió el 17 de diciembre. Peor aún si quería tener gran margen hacia las “reformas” que pretende llevar adelante.

La interpelación parlamentaria y la reaccionaria política de la vieja Concertación

Si por un lado la DC negoció directamente un cierre de la crisis, los otros sectores del “progresismo” de la ex Nueva Mayoría, jugaron un rol colaborador de forma indirecta. La trampa aquí fue la interpelación a Chadwick, como una vía para desviar el descontento y descomprimir, con impotentes y testimoniales maniobras parlamentarias.

Esta política jugó a favor de un cierre de la crisis en las alturas del régimen, y es junto a la colaboración directa de la DC, lo que hoy permite que Piñera retome su agenda represiva de seguridad, Plan Araucanía y Comando Jungla. Ahora que ya descomprimieron, la “oposición” ni siquiera dio quórum para una comisión investigadora. Y para que el cuestionamiento y repudio hacia la policía se descomprima, ya se encuentran formalizados los carabineros implicados en el asesinato de Catrillanca y desde el Ejecutivo se han preocupado de marcar con fuerza una posición “dura” contra los policías que habrían actuado “por su cuenta” en el crimen; a la vez que en todo momento acentúan el apoyo irrestricto a la institución de Carabineros y a la militarización de la Araucanía, al igual que los parlamentarios de derecha.

Por su parte, la interpelación del 11 de diciembre de la oposición en este marco, va a ser un claro montaje del régimen con una crisis relativamente cerrada, donde la “oposición” posará falsamente como defensora de la heroica lucha del pueblo-nación mapuche (nada más audaz que poner una mujer mapuche del neoliberal PS), usurpando estas banderas, pero donde nuevamente un luchador mapuche es asesinado en total impunidad, por políticas de un Estado criminal y de los sucesivos gobiernos de la transición (Derecha y ex Nueva Mayoría) que han militarizado la zona para proteger el negocio forestal (las 2 millones de hectáreas de Matte y Angellini) del despojo operado bajo el terror de la dictadura a las comunidades. En estos 27 años, 15 mapuche asesinados.

Todos esos desvíos terminan en la historia conocida: intentar desgastar al gobierno mientras le aprueban las leyes fundamentales, y mostrarse como amigos del pueblo hacia las próximas elecciones, donde si ganan volverán a sostener al régimen de impunidad anti-mapuche.

El PC y Frente Amplio: pata izquierda de un régimen anti-mapuche decadente

Estos desvíos y maniobras del régimen tienen un sostén “por izquierda”. No solo a las burocracias de las organizaciones de masas (dispuestas siempre a no hacer nada, o hacer algo que no joda a nadie), sino a la subordinación de partidos de izquierda como el PC y las organizaciones del Frente Amplio, hicieron puro seguidismo a la “oposición”, con la interpelación como trampa de desvío para sostener a un régimen decadente que sostiene las herencias de la dictadura, claramente anti-mapuche.

Considerando que en conjunto son 29 parlamentarios, tienen partidos con miles de militantes, influencia de masas en cientos de miles, peso dirigente en las principales organizaciones de masas del movimiento estudiantil, sindical e influencia en numerosos movimientos sociales (CUT, Confech, Colegio de Profesores, etc.); ¿los vimos acaso jugarse el todo de sus fuerzas para que este asesinato no quede en la impunidad? ¿Los vimos acaso poniendo sus tribunas y fuerza en una gran campaña nacional para ser millones en las calles exigiendo el juicio y castigo, la disolución ya del Comando Jungla y la desmilitarización inmediata de La Araucanía? ¿Los vimos poner el cuerpo en las movilizaciones y comunidades frente a fuerte represión policial? En nada de eso los vimos.

La estrategia del PC y el FA en este nuevo asesinato del Estado contra el pueblo-nación mapuche nunca fue apostar a convertir esta crisis política en una gran movilización masiva de millones en las calles que impusiera una salida favorable y progresiva al pueblo mapuche. Su estrategia fueron las maniobras parlamentarias, subordinados completamente a la trampa de la interpelación, a lo más como “ala izquierda” de acusación constitucional del “Fuera Chadwick” que encubría con un lenguaje “radical” una política completamente impotente y que no apostó en ningún segundo por hacer un gran movimiento nacional en las calles. Todo lo hicieron en “unidad” con la vieja Concertación, que ya sabemos su política criminal para el Wallmapu.

El PC y el Frente Amplio, como sostén por izquierda del régimen, evitaron que se generase una gran rebelión de la juventud junto al pueblo mapuche acompañado por la simpatía de millones, y que este proceso pudiese haber confluido con la clase trabajadora bajo una política independiente que denunciara todo este régimen. ¿Estaba planteado? Consideramos que sí. La reacción del asesinato estuvo contra Piñera, con repudio de masas también al Comando Jungla y la militarización y una vanguardia activa, centralmente juvenil protestando.

La fuerza de miles de estudiantes y jóvenes en las calles podría haberse desarrollado nacionalizando el conflicto, masificándolo como podría haber sido si los organismos de masas como la Confech hubiera llamado a asambleas y al paro nacional estudiantil en solidaridad como proponíamos desde la agrupación Vencer y exigieron desde universidades del sur (este 29 de noviembre solo terminaron convocando una “concentración”), o si el Colegio de Profesores, la CUT y Coordinadora NO+AFP se hubieran puesto a la cabeza de convocar ampliamente junto a los mapuche y estudiantes a grandes movilizaciones nacionales unificadas como propusimos desde el PTR a la vez que estuvimos en cada movilización y protesta.

Aunque reclamen correctamente la disolución del Comando Jungla y el fin a la militarización de La Araucanía, es completamente testimonial si no se impulsan movilizaciones para conseguirlo y se hace en base a esa estrategia completamente estéril. ¿Su “compromiso” concreto? “realizar la próxima mesa nacional en el Ngullumapu”, “Fortalecer la institucionalidad interna del Frente Amplio en torno a las temáticas relativas a los pueblos originarios”, “Compromiso de diálogo político constante con pueblos originarios” (Declaración Mesa Nacional FA 24/11/18). ¿Algo de movilización? ¿De buscar organizar las fuerzas sociales para un gran movimiento en las calles? Nada de eso. Todo lo que no se gana en las calles será una nueva impunidad del opresor estado capitalista chileno. Los “compromisos” del Frente Amplio son puramente testimoniales y hacen retroceder la movilización. ¿Sus exigencias al Estado? Reformas de la asesina policía.

Lo anterior se expresó con claridad en el paupérrimo llamado a una “concentración” el día 29 de noviembre, realizado por la Confech, y que pasó de ser una correcta exigencia de estudiantes y carreras a que se llamara a un paro estudiantil y a una movilización nacional, a prácticamente un llamado a desmovilizar por parte de las burocracias del FA y del PC dentro del movimiento estudiantil. Este desvío por parte de las direcciones hace pensar sobre el desafío de disputar y recuperar los organismos estudiantiles para las luchas de la clase trabajadora, de la juventud, pueblo mapuche, de las mujeres, en contra de este régimen y sociedad capitalista y en pos de la conquista de las reivindicaciones de estos sectores; y no como herramientas que sirvan para la “cocina parlamentaria” y las maniobras del gobierno y de la oposición que durante años gobernó para la clase empresarial.

La salida del FA al histórico conflicto es la “integración” de la nación mapuche al opresor Estado capitalista chileno, como Estado Plurinacional (con reconocimiento de naciones originarias). Aunque nombren “autodeterminación” no luchan consecuentemente por ese derecho, que supondría expropiar las 2 millones de hectáreas de los grupos Matte y Angelini, protegidas por un Estado capitalista militarizado en la zona que ni con reformas es capaz de otorgar íntegramente el derecho a la auto-determinación nacional. Solo la fuerza y alianza de la clase trabajadora y el pueblo-nación mapuche puede resolver íntegramente ese derecho, derrotando al estado de los capitalistas y sus grupos económicos.


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