La razón capitalista detrás de la militarización de La Araucanía

Benjamín Lobos, Economista

El asesinato de Camilo Catrillanca, por parte de Carabineros, abrió el tema de la militarización de la Araucanía. Militarización que el régimen político, derecha y concertación, administrador de la formación económica y social instalada en la dictadura militar, ha llevado adelante, y que volvió a cobrar la vida de un comunero, tal como antes lo hizo con Alex Lemún, Matías Catrileo, entre otros mapuches asesinados por el Estado Chileno.

La razón de esos asesinatos no son debido a un mal procedimiento de la policía ni de un error de tal o cual ministro de turno, al contrario, es la política estatal contra el pueblo Mapuche, impulsada hasta el final para defender los intereses de los grandes empresarios, particularmente de los capitalistas forestales, que se concentra fundamentalmente en dos familias, Matte y Angellini. En este artículo queremos hacer una radiografía  a CMPC, empresa forestal de la familia  Matte, para mostrar empíricamente como se ha llevado a delante este proceso y que esta es la razón fundamental de los asesinatos y la represión de conjunto al pueblo Mapuche, y contribuir a pensar una salida.

 

El negocio forestal de la familia Matte: CMPC

Empresas CMPC S.A. se constituyó en Chile como sociedad anónima en el año 1920. CMPC es una de las principales empresas forestales de Latinoamérica, participando en multi-segmentos de esta industria. Sus actividades productivas y comerciales se gestionan a través de cinco centros de negocios: Forestal, Celulosa, Papeles, Tissue y Productos de Papel. Un Holding Central es responsable de la coordinación estratégica y proporciona funciones de soporte administrativo, financiero y de relación con entidades externas. Al 30 de septiembre del año 2013 posee ventas por 3.714 millones de dólares y un EBITDA de 710 millones de dólares (Margen de ganancia).

CMPC posee sobre 633 mil hectáreas de plantaciones forestales, principalmente de pino y eucalipto, de las cuales 474 mil hectáreas están localizadas en Chile, 56 mil hectáreas en Argentina y 103 mil hectáreas en Brasil. Adicionalmente, la Compañía mantiene contratos de usufructo, aparcería y arriendos con terceros que comprenden 36 mil hectáreas de plantaciones forestales distribuidas en Chile y en Brasil. CMPC tiene 45 plantas de fabricación distribuidas en Chile, Argentina, Perú, Uruguay, México, Colombia, Brasil y Ecuador y vende principalmente en Chile, Asia, Europa, Estados Unidos y resto de América Latina. A nivel agregado, los ingresos provienen en una proporción cercana al 75% de exportaciones o de subsidiarias del exterior y sobre un 25% se generan en Chile. Además tiene subsidiarias para operaciones comerciales y financieras en Europa, Estados Unidos e Islas Cayman.

En la figura 1 se puede ver la amplitud del territorio de CMPC y la familia Matte en Chile, que comienza en Concepción. EL Cuadro blanco es la comuna de Ercilla, donde fue asesinado Camilo Catrillanca por parte del Comando Jungla. Se observa que está en el centro del territorio donde CMPC tiene gran parte de sus plantaciones que usa como insumo para la celulosa, producto que es su fuente principal de ganancia. Para su proceso debe trasladar el insumo a sus plantas industriales (marcadas con pinos en el mapa), y aunque en Ercilla CMPC no tiene grandes plantaciones, el tránsito de sus camiones ahí, es vital para su producción.

Lo anterior es reflejo de los intereses contrapuestos de la familia de los Matte y el pueblo Mapuche. Los primeros necesitan apropiarse de la tierra y territorios ancestrales del pueblo mapuche, vital como insumo para su negocio a nivel mundial. Segundo, para poder llevar adelante la cadena de producción la “paz y seguridad” ante cualquier hecho que pueda afectar el libre tránsito de los insumos o cualquier parte de la cadena de producción, constituye un riesgo operacional que impide la libre marcha de sus negocios.

 

Historia del poder de los Matte: dictadura y avance capitalista

Esta apropiación de la familia Matte es parte del proceso de concentración de la riqueza que lleva adelante el capital, para poder seguir empujando la economía,   en Chile esta transformación la llevó a cabo la dictadura cívico militar, en un marco mundial de ataques a los trabajadores y pueblos por parte del capital, que buscaba nuevos nichos de acumulación.

Así, en dictadura se hizo traspaso ilegítimo al grupo Matte por parte del Estado, entre 1977 y 1981, de 20 mil hectáreas que hoy están en conflicto en territorio mapuche. Además de otras 330.000 hectáreas más que pasaron por CONAF en esos años.

Todo esto fue posible al decreto 701, aprobado por la dictadura, el decreto 701 aceleró la expansión de los monocultivos, la concentración de grandes extensiones de tierra y el traspaso de las principales empresas de este rubro del Estado a los grupos económicos de Angelini y Matte, así como de tierras de propiedad estatal tras la Reforma Agraria: de un total de 10 millones de has. Expropiadas, 3 millones -ubicadas en la faja costera- fueron vendidas en licitaciones públicas. La Corporación Nacional Forestal (CONAF) fue autorizada para enajenar las tierras de la contrarreforma, muchas de las cuales aún eran ocupadas por comunidades mapuche o campesinas. Además se bonificó en un 75% los costos de plantación, manejo y administración, eliminando la tributación y cubriendo casi la totalidad de los costos para las grandes empresas forestales.

En 1979 se implementó la división de las tierras comunitarias mapuche y la entrega de títulos individuales de propiedad privada, favoreciendo un contexto tendiente a la desaparición rural. En 1980, la Corporación Chilena de la Madera, que agrupa a los principales empresarios forestales en Chile, intervino directamente en la confección del reglamento del DL 701 sobre Fomento Forestal, consolidando el patrimonio y expansión de estas empresas. Desde entonces las exportaciones forestales han constituido una alta prioridad para los sucesivos gobiernos chilenos “democráticos”, que desde 1989 hasta nuestros días han seguido apoyando y promoviendo la forestación, estableciendo diversos acuerdos multilaterales de mercado y contribuyendo al aumento de las fortunas de sus grupos económicos.

El Estado chileno sigue potenciando la forestación de monocultivo de especies exóticas mediante la prórroga del decreto 701, que fue creado en 1974 y que pretende duplicar las plantaciones exóticas de pino y eucaliptus. Este cuadro legislativo pone en el tapete la proyección de la herencia y el modelo impuesto por la dictadura militar, consolidando la depredación, el asesinato de la vida rural y la acumulación de riquezas para los empresarios, en desmedro de los trabajadores y pueblo Mapuche.

 

Expropiar a los expropiadores.

 

La militarización de la Araucanía tiene su razón en el capitalismo y el extractivismo como motor para la acumulación capitalista de uno de los grupos económicos más poderosos del país. Los asesinatos por parte del Estado Chileno no cesaran mientras en la región de la Araucanía sigan primando los negocios de la familia Matte y su orden social.

Para derrotarlos se necesita una fuerza que ponga en jaque sus negocios, frene su producción y devuelva los recursos a quienes les fueron arrebatados. La sociabilización de la producción forestal, en gestión de trabajadores mapuches y no mapuches, aunque en sí mismo no cambiara las condiciones ambientales y mantendrá los territorios ancestrales depredados, será punto de apoyo para iniciar un proceso de transformación económica, que pueda en el futuro entregar el derecho mínimo de autodeterminación al pueblo Mapuche, devolviendo sus territorios y tierras ancestrales.

El pueblo Mapuche por sí solo no puede llevar acabo esta tarea, necesita a la clase trabajadora como pilar fundamental para la expropiación de los capitalistas de la Araucanía.   Al contrario de esto, si lo llevaran adelante por si solos, se abrirían diferencias de intereses con los trabajadores, que por ahora aun dependen de las forestales para su sustento y el de sus familias. Si se expulsara ahora a la industria forestal, por el medio que sea, esto llevaría a un enfrentamiento directo con el capital y su producción, que no contaría con el apoyo de la clase obrera, única clase que a la vez que puede frenar el capital, también lo puede poner en marcha para la construcción de una nueva sociedad. Al contrario, esta alianza entregaría mejores condiciones de vida ambos, poniendo fin a la explotación capitalista, que se apropia del trabajo para acumular ganancias, a la vez que se avanza en la transformación de los medios de producción y energéticos.

Esto no será una tarea fácil, los capitalistas se aferraran a su propiedad por todos los medios, acudirán al ejército y las fuerzas represivas, de aquí que esta medida no puede ir separado de la creación de un estado obrero, que utilice la fuerza para permitir la devolución de los territorios y medios de producción. En la medida que este estado obrero represente a todos los sectores explotados y oprimidos de la sociedad, esto dejara a la burguesía aislada, no tendría trabajadores a los cuales dirigir, perdería su razón de ser, sus negocios y su influencia en el conjunto de la sociedad.

 

De ahí que el pueblo Mapuche solo podrá conseguir su derecho a la autodeterminación, de la mano de la clase obrera, con un gobierno de los trabajadores, contra el capitalismo y luchando por el socialismo.


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