Tendencias de la economía capitalista 2018 , perspectivas de convulsión y luchas para 2019

Benjamín Lobos, Economista.

Los cambios de tendencia de la economía en 2018

En 2017  gran parte de las economías a nivel mundial aumentaban su crecimiento. El 2018 la economía capitalista se desincronizó. Estados Unidos aceleró su crecimiento, mientras otras regiones lo disminuyeron, instalando los miedos a los riesgos que se iniciaron después de la crisis de 2008.

En 2018 se observaron mayores niveles de volatilidad de los mercados financieros, después de un 2017 con mayor calma en este sentido. Estas alzas estuvieron asociadas, principalmente, a hitos en las tensiones entre los Estados Unidos y China, aunque también a otros episodios, como el aumento de tensiones entre los Estados Unidos y Turquía, o la situación en Italia. También hubo una mayor volatilidad financiera y un menor “apetito de riesgo”, lo que se reflejó en una reasignación de los flujos de capitales desde mercados emergentes y una mayor demanda de activos en dólares por parte del gran capital.

Así, por ejemplo, Argentina sufrió en 2018 la mayor fuga de capitales, mientras el FMI le pide recortes y ajustes al gasto público para reducir los riesgos que implica la deuda pública y privada y, con ello, asegurar los pagos a los grandes capitales, que son los tenedores de la deuda.

América Latina en el marco mundial

Asimismo, para el conjunto de América latina los riesgos vienen aumentando en 2018. El índice EMBI, que mide el riesgo soberano de los mercados emergentes, pasó de 93 puntos base a 501 puntos base entre enero y octubre de 2018. Esto viene dado principalmente por la fuerte caída de la economía Argentina y la debilidad de Brasil para empujar la acumulación capitalista en la región.

La actividad económica muestra desaceleración a lo largo de 2018. El crecimiento en cada trimestre de 2018 ha sido menor al trimestre anterior. Con ello, el crecimiento se estima en 0.6% en América del Sur, siendo menor al 0.8% de 2017.

El desempleo se mantiene en niveles históricos , llegando a 22,9 millones de desocupados en la región durante 2018; 240 mil más que en 2017, y 7 millones más que en 2014.

La tendencia de la economía y su influencia en el ánimo de las masas

En 2017 hubo un año de mayor calma en la región en lo que respecta a luchas de trabajadores, huelgas y movimientos sociales en general, siendo solo el movimiento de mujeres el que salió a las calles, en un marco de retroceso de las luchas que se venían abriendo en el mundo post 2008. Esto cambia en 2018, particularmente en el último trimestre.

Aunque el factor económico no determina por sí solo el nivel de luchas y choques que se desarrollarán, sí es un factor importante que golpea en la subjetividad de amplios sectores, particularmente a los sectores de peores condiciones económicas, incluso presionando a sectores de capa media, pauperizando su vida también.

Como veíamos anteriormente, el último año ha estado cruzado por el factor  económico. Macri en Argentina tuvo que devaluar, recurrir al FMI y llevar adelante ajustes contra el trabajo para asegurar las inversiones capitalistas. En Brasil la economía sigue deprimida, el desempleo supera el 10% y los empresarios se pusieron detrás de Bolsonaro para aplicar mayores medidas, privatizar empresas y mejorar las condiciones de explotación. En Chile, aunque el panorama es mejor para el capital, no es suficiente para mejorar las condiciones del conjunto de la población, el desempleo continúa en 7%, y el gobierno anuncia reformas para mantener todo igual, o para mejorar las condiciones de explotación, como con el Estatuto Laboral Juvenil o la reforma de pensiones. Todo esto se cruza, como veíamos, con un marco internacional que viene a la baja, lo que obliga a los estados capitalistas de los países de la región a mejorar las condiciones revitalizando la economía y cargando los costos sobre los trabajadores.

Es decir, el factor económico ha alterado con mayor fuerza, en el último año, la relación entre las clases. Los capitalistas no pueden seguir dirigiendo de la misma forma, se les hace una necesidad establecer nuevos marcos de acumulación.

Esto ha golpeado la subjetividad de la clase obrera y las capas medias, que están volviendo a las calles, aunque con debilidad y de forma intermitente.

2019: hacia un escenario más convulsivo y de lucha

Para 2019 se prevé que lejos de disminuir las incertidumbres, estas serán mayores y provenientes de distintos frentes. No se ven motores para que el crecimiento en 2019 muestre mayor dinamismo en la economía mundial. A la desaceleración esperada para China y para los países emergentes en conjunto, se suma la desaceleración esperada para los Estados Unidos, la eurozona y, en general, las economías desarrolladas.

El marco interno es complejo, la deuda pública y privada continúan aumentando.

En Argentina y Brasil, que son los motores de Sudamérica, la deuda pública representa el 73% y 50% del producto interno bruto, respectivamente. Sin duda, los gobiernos capitalistas buscarán reducir con mayor fuerza la deuda pública, al ritmo del FMI y los acreedores de la deuda. Es decir, Bolsonaro y Macri deben golpear con mayor fuerza el gasto social y traspasar rentas a los privados para mejorar la actividad; si en 2018 los ajustes ya llevados adelante han sacado a la clase media y sectores de trabajadores a la lucha, en 2019 es probable que esto se desarrolle con más fuerza.

En Chile el panorama es diferente, la deuda privada representa el 61% del PIB, el crecimiento en 2019 viene a la baja, el cobre se prevee que caiga un 5% su precio. El Gobierno ya anuncia reformas que les prepare para un peor escenario económico. El cierre de 2018, con un mayor aumento de la actividad huelguística y el paro portuario, deja entrever el ánimo que hay subterráneamente en los trabajadores.

Si 2018 fue un año del equilibrio inestable, 2019 será el escenario, posiblemente, donde se romperá, para un lado o para otro, buscando establecer nuevos marcos. Los capitalistas apuestan a golpear y subordinar a los trabajadores, pero, sin duda, esto puede despertar a la clase obrera y a amplios sectores.


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